Las montañas son como las hermanas – aunque se parecen, todas tienen
personalidades distintas. Después de años de vivir y hacer
excursiones en el Noroeste Pacífico y en Hawaii, y luego viajando a
Canadá y a España, ya era tiempo de explorar las montañas del
Suroeste. La aventura de este día me llevó a la montaña más hacía al
sur (meridional?) de las Tres Hermanas, cinco millas hacía al norte de
Columbus, Nuevo México. Allí hay tres promontorios, y la diversidad
ofrecida por las montañas del desierto me asombra.
Columbus es un pequeño pueblo fronterizo con dos negocios de mesa y
lecho, tres restaurantes, un parque estatal con un nuevo centro
interpretivo dedicado a la historia de Columbus y de Pancho Villa al
principio de los años 1900, un parque para los vehículos de recreación
y un museo histórico. Además hay una alianza international de artes
muy involucrado en embellecer al pueblo de Columbus
(www.columbusnm.us).
Yo no soy como los excursionistas técnicas que escalan las duras peñas
verticales de las montañas. A mí me gusta caminar y tomar fotos en el
camino. Aprendí hace mucho traer conmigo un buen par de guantes de
piel, una camisa de manga larga, y alguna forma de pantalón que
proteje del viento sobre de mis pantalones de mesclilla. Hacer
acodadura de ropa es parte de esas excursions. Si no llevas puesta
varias prendas de ropa, o tendrás demasiado calor, o demasiado frío.
Además, nunca sabes lo que te espera en la próxima cima falsa. Una
buena mochila y algo similar a CamelBack(R) para agua es una
necesidad. Cargando la mochila en las espaldas y el agua en frente,
llevas el peso de manera balanceada. Antes, yo llevaba el agua en las
manos pero de cargarlas atadas es mucho mejor. Además, así uno no
deja los botes vacíos tirados. Llevarlas fuera es tan importante como
traerlas dentro.)
Las temporadas del invierno y los principios de la primavera son los
mejores tiempos para subir las montañas del el Suroeste de Nuevo
México. Comenzé a subir las Tres Hermanas a principios de febrero y
seguí hacía el norte, un día y una montaña a la vez, la temporada y mi
horario permitiéndome. Acacia, nopales y mesquite dominan diferentes
elevaciones. Desde abajo para arriba, hay algo puesto para agarrar,
pinchar, o meter espinas en el caminante que no sea presente en el
momento, mirando hacía a donde camina.
En la primera excursión a la Hermana del sur, hice una nota mental de
tratar de hallar unas sobrecalzas. A mi no me gustan las semillas de
pasto, pedacitos de vegetación, ni espinas en mis calcetines. Aunque
no llevas puesto algúna armadura de protección, no existe ningún
momento en el cual no puedes estar consciente de donde andas. Un mal
paso pensando en cosas ajenas al presente puede llevarle a problemas
bastante serios, especialmente si andas sola.
Había estacionado mi camioneta a unas millas de donde comenzé a subir,
y fui con mi bicicleta de montañas hasta que se terminó el camino más
obvio. De allí, tuve que hallar una ruta que podía caminar, evitar
las barrancas y no estar más preocupado en tomar fotografías que en
donde ponía mis manos o mis pies. Había intencionalmente subido a la
faz del norte, para estar en el lado de la sombra . No lo hice porque
era un día caluroso, como todavía habia escarcha en el suelo en los
sitios con sombra, pero porque las víboras no salen a asolearse si no
hay sol para calentar las rocas.
En cuanto a tomar fotografías, he descubierto que lo mejor es subir
por un camino y bajar por otro. Nunca sé cual nueva oportunidad se
presentará de otra perspectiva o en una nueva ruta. A veces esa ruta
puede salir siendo el camino más largo hacía el regreso. Camino sin
reloj y con una programa muy flexible, así que no importa. Me han
preguntado muchas veces si llevo teléfono celular o un GPS (sistema
global de orientarse) ¿Y al hacer eso, no se le quita un poco la
aventura?
Una vez en la cima, es posible ver casi hasta el infinito. Hacía al
este están las montañas Franklin al otro lado de El Paso, Texas. Al
oeste hay las montañas Chiricahua de Arizona. Montañas más pequeñas
en forma del dulce "Hershey’s Kisses" están al lado oeste de las Tres
Hermanas. Desde la cima de la montaña más hacía al sur la vista es de
UN MILLON A.C. Es fácil imaginar humo y lava saliendo de las montañas
mas chicas y los dinosauros caminando en el valle abajo. Es una vista
asombrosa desde la cima, y mucho vale la pena hacer el esfuerzo (de
subir hasta la cima).
Yo demoraba mucho desde la cima regresar a donde comenzé porque las
oportunidades de tomar fotos estaban por todos lados. Los árboles
resisten la gravedad, las enormes rocas balancean sobre puntas de
piedra del tamaño del dedo gordo y la faz de las piedras barridos por
el viento son testigos de los extremos del clima.
De pie a solas en la cima de la montaña puedo escuchar cuentos y
preguntas del pasado, misterios sobre mi futuro, y memorias desde el
fondo de mi DNA. ¿De dónde vine? ¿Por qué la vida serpentea y voltea
como lo hace? ¿De aquí a dónde me va a llevar? ¿Cómo era la vida
antes de que el falso sentido de seguridad, confort, y la creencia que
alguien ajena nos puede cuidar mejor de lo que podemos cuidarnos
solos, llegó a ser nuestra primera consideración?
Cada una de nosotros vamos a responder a la experiencia de la montaña
de manera distinta. Algunas se acuerden de las cosas pequeñas;
flores, y piedras de muchos colores. Para otras, la misma montaña
ofrece panoramas, rocas gigantes, y árboles retorcidos. Otras
pensarán que la aventura fue incómoda e insoportable físicamente y
mentalmente. Las montañas parecen mucho a la vida. Las podemos ver
como una aventura, un nuevo sitio para aprender, o podemos verlos como
algo para aguantar pero no disfrutar.
¿Estamos viviendo en el presente? O estamos viviendo en el pasado,
dilatándonos en algo que no podemos cambiar? ¿Estamos viviendo en un
futuro que quizás nunca pasará? ¿Cuál es la cosa mas importante de
nuestras vidas? Si es la libertad, necesitamos hacer la pregunta que
si la estamos dando, o si estamos cediendo, nuestra libertad debido al
miedo al desconocido, algo que probablemente nunca pasará?
La libertad no quiere decir que tenemos licencia de hacer lo que nos
pega la gana, descontando a otros para seguir nuestras propias metas,
sin enfrentar nuestras responsabilidades y deberes a los seres que más
nos debemos importar. La libertad engendra la libertad. La licencia
produce los leyes, los dictadores, y la tiranía.
¿Qué is lo que anhelamos de la vida? ¿Qué es lo que es verdaderamente
importante que debemos aprender de nuestra experiencia? Somos todos
diferentes, tales como las montañas. Quizás, desde la cima de nuestra
montaña personal, sea lo que sea, con una clara vista y nuestros
pensamientos más allá del horizonte, vendrán las respuestas.
traductora Maya
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